dc.description | Vivimos tiempos de una enorme generación de conocimiento en todas las ramas del saber humano, conocimiento que ha estado y seguramente seguirá cambiando nuestra forma de vida, sin embargo, a la par de este crecimiento exponencial del saber, en ocasiones éste queda aislado y desvinculado. No es el caso de la Sistemática o Taxonomía, como sea que se le quiera llamar, a condición de que no se considere a la segunda como simple auxiliar o subsidiaria de la primera y mucho menos “de menor calidad” (Nieto-Nafría, 1999; Enghoff, 2009). La Taxonomía ha sufrido una revolución en los últimos 60 años, lo que la ha llevado a ser una disciplina predictiva y explicativa (Simpson y Cracraft, 1995), pero además la Taxonomía se ha vuelto la disciplina que más contribuye a nuestro conocimiento sobre la historia evolutiva, la biodiversidad y la conservación y salud del ambiente, al haberse robustecido con nuevas filosofías y métodos, además de interrelacionar conocimientos surgidos de otras disciplinas y al mismo tiempo retroalimentarlas (Wheeler, 2008). De esta manera, la Taxonomía ha dado un marco conceptual para dar un enfoque evolutivo a problemas de otras disciplinas de la Biología, tales como la Morfología, Biología Molecular, Ecología Evolutiva, Ecología de Comunidades, Paleontología, Conservación Biológica, etc. (Morrone, 2013), lo que ha llevado a proponer nuevas respuestas y soluciones a problemas que antaño eran exclusivos de sólo una disciplina, e. g. la transmisión y diseminación de enfermedades, el descubrimiento de nuevos agentes patógenos, el genoma y su expresión en los seres vivos, la detección de especies introducidas con elevado potencial de colonización, la re-evaluación de la diversidad de especies de bacterias y hongos, etc. (Cracraft, 2002). En este sentido, la Taxonomía es una de las disciplinas que puede dar respuestas a la llamada “Sexta extinción”, en la que la humanidad enfrenta la desaparición no sólo de especies, sino además de innumerables poblaciones, comunidades y ecosistemas (Ceballos et al., 2010), lo que ha llevado a hablar eufemísticamente de la “Crisis de la Biodiversidad”, i. e. la pérdida de especies antes de que muchas de ellas sean conocidas y descritas (Stiassny, 1992); en otras palabras, la Taxonomía ha cobrado una dimensión más amplia e incluyente, ocupando un lugar preponderante frente a la grave crisis ambiental (Wheeler, 2008). De manera paralela, se ha estado agudizando el “Impedimento Taxonómico”, que esencialmente significa: 1) Disminución del número de taxónomos bien entrenados, 2) reducción de los recursos destinados a investigaciones taxonómicas (en específico colecciones, museos y literatura), 3) disminución en trabajos monográficos y de revisión y 4) trabajo taxonómico de baja calidad (Dar et al., 2012). | es_MX |