Del doble y sus variantes en la carne de René de Virgilio Piñera

¿Quiénes somos y qué nos define como individuos? ¿Cómo construimos nuestra identidad? ¿Acaso podríamos hablar de la existencia de un núcleo esencial y omnímodo que nos particularice y determine? Estas interrogantes emanan de una de las preocupaciones más recurrentes de la humanidad: la cavilación sobre la identidad y su conformación. El tema visibiliza una problemática ontológica -cuyo núcleo radica en la constitución de una identidad propia- y solo se complejiza diacrónicamente en la medida en que resulta cada vez más difícil definir una “especificidad” identitaria en términos unívocos, indivisibles e inmutables frente a múltiples procesos enajenantes y globalizadores que operan en las sociedades contemporáneas. Partiendo de estas consideraciones, podemos comprender las causas por las que el motivo del doble ha sido profusamente abordado por infinidad de creadores a lo largo de los siglos y, desde luego, por qué durante las últimas décadas, se ha venido gestando un resurgimiento de este motivo tanto en la literatura como en las artes visuales y escénicas. Las diversas manifestaciones que puede adquirir el desdoblamiento han atraído la atención de numerosos críticos y estudiosos de la historia del arte, la literatura, la psicología, la filosofía, la sociología, la antropología, la semiótica y la estética, por solo aducir algunos ejemplos. Lo dicho con anterioridad se ha reflejado en un extenso corpus de exploraciones teóricas que atienden a sus características proponiendo una multiplicidad de exégesis del mismo en obras y contextos históricos y geográficos específicos.